El
verano pisa fuerte en Uruguay y con la llegada
del calorcito, comienza la odisea para lucir un bronceado maravidioso en
tiempos de faldas y ropa ligera. Para ayudarte a evitar que en el
intento quedes igual a Don Cangrejo, escribí algunas cositas que todos
debemos tener en cuenta si es que queremos disfrutar de las vacaciones
sin descuidar la salud de nuestra piel. Tomá lápiz y papel y
¡arrancamos!
ENEMIGO SILENCIOSO
Como todo, el sol tiene sus pros y sus contras. Siempre
que sea antes de las diez de la mañana y después de las cuatro de la tarde, y
con la debida fotoprotección, tomar sol favorece la síntesis de vitamina D, la
cual es necesaria para la mineralización de los huesos. Además, tiene fuerte
incidencia a nivel psicológico: estimula la producción de serotonina, un
neurotransmisor que tiene que ver con la sensación de bienestar, de placer, y
que también regula la temperatura del cuerpo.
Para obtener todos estos beneficios, bastan nada
más 5 ó 10 minutos de sol, dos o tres veces por semana pero, seamos realistas;
cuando vamos a la playa, ¿quién permanece allí sólo ese tiempo? En ese momento
es cuando la cuestión se complica...
TU PIEL Y EL BRONCEADO
La radiación ultravioleta que llega a la Tierra e incide en la piel se representa bajo las siglas UVA y UVB.

Entonces, no nos bronceamos porque la piel cambia de color según la ocasión. El bronceado es la respuesta de nuestro cuerpo para protegernos de la radiación. La melanina (pigmento responsable por la coloración de la piel y el cabello), en un intento desesperado por proteger nuestras células de los rayos, se abraza al núcleo de aquellas pero, lastimosamente, todo su esfuerzo no es suficiente. 😭 Cuando la piel se enrojece y se quema, el daño es irreparable y las consecuencias pueden ser nefastas.
¿PANTALLA O BLOQUEADOR?
¡PROTECTOR! No existe producto alguno que bloquee o que funcione como una pantalla ante la acción de los rayos UV. Los protectores solares protegen la piel en un 99%, porque la realidad es que no lo aplicamos en la cantidad, frecuencia y condiciones que los fabricantes recomiendan.Sin embargo, no todos los protectores realmente cumplen la función de proteger.
TIPS PARA UN BRONCEADO SALUDABLE

- Evitar o minimizar la exposición solar entre las 10 y las 16 horas.
- Optar por protectores solares con factor de protección 30 o 50. ¡Protegen lo mismo! Lo que varía es la frecuencia con la que habrá que reaplicarlos. Yo uso SPF 30 en el cuerpo y 50 en el rostro. 😉
- Aplicar el protector 15 minutos antes de la exposición al sol. Si lo hacemos ya en la playa, la piel ya tendrá daño cuando comience a actuar
- Usar sombrero de ala ancha, que proteja el cuero cabelludo, el cuello y las orejas; lentes con filtro UV, y ropa holgada, fresca y, de preferencia, de color oscuro.
- Beber abundante agua, es lo mejor para mantenerse hidratado.
- Reaplicar el protector cada dos horas o luego de salir del agua, aunque digan que son water resistant.
- Eliminar por completo los aceites bronceadores. NO PROTEGEN en lo más mínimo, son puro marketing.
POR ÚLTIMO...
*El agua, la arena, el pasto y hasta la nieve reflejan la radiación solar. Por tanto, es fundamental protegernos también de ellos.
*Que usemos protector solar no quiere decir que no vayamos a broncearnos; la piel sí va a tomar color pero sin sentir el impacto de la radiación.
*Las camas solares son lo más atroz que le podemos hacer a nuestra piel. Tan sólo piensen en el tiempo que hay que exponerse a los rayos para lograr un tono uniforme en la playa. No es cuestión de unos pocos días, ¿cierto? La cama solar reúne toda esa radiación y el cuerpo la absorbe en apenas diez minutos. ¡Peligro!
*Uno de cada tres casos de cáncer en Uruguay es cáncer de piel. Es más común y frecuente de lo que parece, y surge como resultado de la falta de precaución. Todo bronceado implica daño en la piel y, ante una cifra tan alarmante, lo mejor que podemos hacer es enfocarnos en la prevención. Prevenir es cuidarnos, y cuidarnos significa querernos.

Imágenes tomadas de Google
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